El Colegio Navarro de Periodistas/Nafarroako Kazetarien Elkargoa y la Asociación de Periodistas de Navarra lloran las muertes del periodista artajonés David Beriáin y del camarógrafo baracaldés Roberto Fraile, en Kompienga (Burkina Faso). Asimismo, rechazan y denuncian la vileza por cómo han ocurrido los asesinatos —, siendo ejecutados después de haber sido apresados tras una emboscada armada al convoy mixto de periodistas y fuerzas militares del país, que perseguían recabar información de la caza furtiva. También han sido asesinados sus dos acompañantes, un ciudadano irlandés y otro burkinés miembros de una ONG del país africano.
David, desde su primer reportaje en un pequeño periódico en el interior de Argentina, que trataba de las denuncias de violaciones continúas a internas de un manicomio, su vida cambió y decidió que eso es lo que quería hacer el resto de su vida, dedicarse a los que sufren; no le han importado las noticias en sí sino las personas que las protagonizaban. A partir de ahí, no dejó de frecuentar ambientes difíciles en donde la sociedad no dispone de los mecanismos para una vida normal.
Desde la invasión de Irak, que cubrió con 25 años, Afganistán, Colombia, Darfur, Cachemira, Venezuela, el Congo, etcétera… han sido situaciones de denuncia que David ha conseguido hacernos llegar a la población; campamentos de las FARC, guerrilleros sudaneses, bastiones talibanes, mercados de armas clandestinos, sicarios, narcotraficantes… hemos conocido, gracias a su trabajo, situaciones complicadas e injustas vividas por hombres y mujeres, en todo el mundo, bajo el martillo de grupos ilegales de toda índole que, en muchas ocasiones, han campado a voluntad.
David ha denunciado, con su trabajo, estas situaciones en todo el planeta y por ese motivo le otorgamos en 2010 el galardón Teobaldo al trabajo periodístico en Defensa de los Valores y Derechos Humanos, argumentando desde la asociación de periodistas navarros que“le enganchan las conversaciones con las personas que sufren y viven la realidad de la guerra, ese privilegio de estar ahí y compartirlo con ellos, esa ventana a su mundo y esa posibilidad de contarlo; persigue que alguno de los lectores se ponga en las botas de esa gente, que entienda más allá de los números concretos y de la geoestrategia, que comparta y que sea sensible ante la falta de valores y la carencia de derechos humanos en este mundo”.
David ha vivido su profesión, que era su vida, como eligió y nos ha permitido llegar a conocer hechos mediante un periodismo que ha denunciado, empujando así el sentido de la libertad y del servicio a las personas. Tal vez no eligió morir así, pero no dudamos que siempre lo barajó y, sin embargo, siguió adelante. Una máxima militar se la dijo Fernando Múgica al propio David Beriáin en unas jornadas celebradas el 19 de noviembre de 2009 en Pamplona: “Los generales entierran a sus muertos y siguen en la batalla”. Pues eso, que esto no para, que la vida continúa y la verdadera libertad aún queda lejos; que el ejemplo de periodistas como David, Roberto y otros muchos sirva para que nuevos profesionales continúen con la labor de informarnos, libres de amenazas, secuestros, ataques y asesinatos, que desde aquí denunciamos.