JORNADA 05 – 22/09/2016 [Osasuna – RCD Espanyol]
Por José María Amatriain Martínez
La mañana del domingo se aprovecha para salir con la familia o con los amigos a tomar el vermut. También, según gustos o el tiempo, se dedica a descansar o a hacer deporte. O ir a misa. Pero todo se paraliza cuando hay partido de fútbol. Más concretamente, cuando Osasuna juega en casa un domingo a las 12 del mediodía.En el viejo estadio del Sadar, que pronto cumple medio siglo, se apagaron los cánticos de graderío sur y de los 14.631 asistentes. No fue suficiente con que los rojillos marcaran su primer tanto esta temporada en casa, tras 248 minutos. Nos fuimos al descanso por detrás en el marcador. Se abrió una puerta a la esperanza cuando llegó el gol del empate a uno, pero al final del encuentro el resultado fue desfavorable para los de Martín.
A pesar de ser un jueves por la tarde, la afición se acercó al campo para animar a los suyos. La temperatura acompañaba y todos esperábamos cosechar algo de la visita de los «periquitos». Al final, el único que parece que sacó algo de provecho fue Rojillo, la mascota de los locales. El aficionado cabezón que nunca se cansa de agitar sus brazos de felpa se nos ha echado novia. No le ha hecho falta ni quitarse la boina para encontrar a su media naranja. Se trata de Rojilla, una rubia con coleta y con el 12 a la espalda que animará los previos de los partidos en representación del fútbol femenino de Osasuna.
Detalles aparte, el equipo sigue sin acoplarse. El comentario más repetido es que estamos verdes para Primera. A pesar de ello, el de Campanas ha conseguido que el equipo sume ya dos puntitos. Que no decaiga el forofismo. Martín sigue probando nuevas combinaciones, sus pupilos deben acostumbrarse a la categoría y templar los nervios para no precipitarse tanto al ataque. El equipo tiene que ir madurando y Enrique sabe lo que se hace. Tras acabar el encuentro declaró: «Hemos tenido buen juego y ocasiones…Estoy tranquilo y confiado en la progresión del equipo.» Hay que darle un voto de confianza al hombre que nos ha traído hasta la categoría superior del fútbol español.
Osasuna todavía adolece de falta de liderazgo en la cancha. Falta un jugador que empuje al equipo sobre el cesped y se haga con las riendas. ¡Cómo se echa de menos un Puñal, un Cruchaga, un Bustingorri, un Rípodas, que aglutine a los rojillos!